A batalla da ponte de Xinzo: 23 de febreiro de 1809

Blogs

A tentativa mais importante para frear o avance dos franceses, camiño de Portugal logo da invasión de Galicia, sería na chamada “ponte de Xinzo”, onde se concentraron homes, mulleres, abades e mozos, todos mal armados e case sen munición nun intento desesperado de parar os “gabachos”. Entrementres, o marqués da Romana ou “marqués das romarías” –nome que lle daban os paisanos– estaba co seu exército en Oímbra, a salvo dos franceses.
Despois dunha noite velando as armas, os dous bandos están á espera do amencer do día 23 de febreiro de 1809. Chegan reforzos dende todos os recunchos da Limia: de Bóveda, Boado, Escornabois, Garabás, San Mamede, Vilar de Cobelas, Baronzás, de Xinzo etc. Multitude de paisanos, abades, xuíces e frades. Con escopetas, fouces, chuzos, gallas e outras ferramentas de laboura para faceren fronte ao inimigo (os franceses, ademais de estranxeiros, eran xacobinos e ateos). Fan barricadas na ponte con árbores, pedras, carros, toxos, estadullos e todo canto atopan á man para a defensa da ponte onde se vai producir o inevitable e desigual enfrontamento.
Continúa relatando Xerónimo Vázquez (veciño de Allariz) os feitos: “El general de vanguardia hizo marchar al instante la tropa que estaba en Piñeira de Arcos, hacia Jinzo, a reforzar las avanzadas, mandando a sus edecanes con tropa ligera de caballería y alguna infantería a reconocer las alturas dominantes del camino real. Las avanzadas intentaron forzar el puente con todo espíritu por tres veces, y por tantas fueron rechazadas con pérdida considerable, tanto de los que la guardaban, como de los paisanos y algunos voluntarios que estaban parapetados en los vallados y tapias de las dehesas: habiendo tomado posición en una altura que dominaba las avenidas del puente. Algunos de caballería intentaron vadear el río, pero como las aguas iban crecidas, y no sabían el puerto, perecieron bastantes en la acción muertos a balazos. Disputó se mas la acción con las tropas de refuerzo, y conociendo la ventaja del paisanaje y pérdida de la tropa, dispuso su general hacer una retirada falsa con intento de distraer las atenciones del paisanaje, que consiguió fácilmente por no estar prácticos en los ardides de la guerra. Al mismo tiempo mandó que la caballería por diferentes puntos vadease el río, para más bien distraer a los paisanos, quienes en efecto, y creyéndose cortados en la altura la abandonaron, y en su vista atacó de firme la infantería el puente, que ganó con bastante pérdida, y persiguiendo a los paisanos que se fugaban, degollaron a muchos, pero los que fueron más atrevidos y parapetados en las tapias hicieron mucho destrozo y carnicería de los franceses, quienes al principio estuvieron en la inteligencia que entre ellos había tropa arreglada por el concierto de fuegos tan oportuna. Pero pasado el puente y formándose en columna esperando la caballería, y resistir el fuego de los parapetos que demostraba el camino, un voluntario que estaba entre una partida de paisanos, se pasó a los franceses, los desengañó y siguieron su marcha, despachando por los costados partidas contra los paisanos. Estas han hecho mucho destrozo en ellos, sin embargo del que también padecieron”.
Os franceses fixeron unha auténtica carnicería, o que non foi entala suficiente para que os paisanos volvesen facerlles fronte nas inmediacións de Xinzo:
“La acción del puente de Ginzo […] había dos frailes que en pleno campo de batalla no se despojaron de su hábito franciscano […] dos hijos del convento del Buen Jesús, que pelearon como héroes y murieron como mártires […] Aún tomando el puente, mantuvieron a raya por un momento a los franceses […] pero la traición de un voluntario que estaba entre una partida de paisanos, y que se ofreció a servirles de guía en su marcha […] En la entrada misma de Ginzo, otra partida de paisanos hicieron también frente al enemigo, pero tuvieron que retirarse…”.
Os paisanos da Limia combateron con valor e causaron numerosas perdas á infantería e á cabalería lixeira do famoso xeneral Franceschi, un dos mellores e máis aguerridos xenerais de Napoleón. Un voluntario traidor, que se mudou de bando, forneceulles aos franceses a información de que os que se enfrontaban a eles non eran ningún exército regular como pensaban –creron que se enfrontaban ás tropas inglesas–, senón un grupo de paisanos mal armados.
Continúa así o relato detallado do Sr. Vázquez:“Llegó a Jinzo la columna y aunque había obstáculos de defensa y paisanos con algunos voluntarios que la hicieron, tuvieron que ceder y escapar a vista de la superioridad de fuerzas y por el aviso que antes habían tenido. Toda la caballería y guerrillas de infantería se esparció por aquellos dilatados campos hasta más de legua y media contra los paisanos que escapaban, en que murieron los mas por ser tierra llana, y no haber parajes seguros a ocultarse. Entre tantos paisanos es digno de alabanza uno, vecino del lugar de Pena, gran cazador de perdices, que habiendo cogido 40 cartuchos de los que les repartieron, empleó 39 con tal acierto  que mató igual número de franceses. Pidió más y no se los dieron y cargando el último dijo, éste lo necesito para escapar. Así lo hizo saltando vallados y matorrales hacia su lugar. Por desgracia lo tropezó o avistó un dragón persiguiéndolo sable en mano, tuvo que entrarse al río para librarse o pasarlo a nado, siguió lo el dragón, y viéndose ya acosado echó a la cara la escopeta y lo mató, librándose de este modo de la muerte. Acabada la función se dieron al saqueo de las casas de Jinzo, donde ya no había vecino alguno. En seguida dieron orden a recoger muertos y heridos. Los que estaban lejos en el campo allí los enterraron. Los que estaban cerca, y los que el ejército conducía, los han depositado en la casa nueva de los herederos del abad de Jinzo, en la que también metieron los heridos que no podían curarse, todos ellos en número de 354, que contó un bagajero fidedigno que llevaron desde Sandianes, el cual estuvo presente aunque escoltado de franceses porque no escapase, vio también meter en dicha casa más de 30 caballos heridos y cerradas las puertas, después de meter cantidad de leña seca, le pegaron fuego, donde quemaron estas víctimas con más de 900 fanegas de centeno que había en la tulla y muchos trastos de valor. Asegura el mismo bagajero, que en su vida lloró ni tuvo mayor sentimiento que en aquel entonces, al oír las voces de los heridos viéndose en aquel horroroso cadalso, sin auxilio alguno más que morir quemados, y que los franceses lejos de compadecerse, cantaban y  hacían gran fiesta y risa. Con los que ardían y enterraron en el campo se cuentan de 500 a 600 hombres que perdieron y de paisanos más de 300, pues aunque por su falta en los lugares que se contaban hasta 400, volvieron después de muchos días a sus hogares algunos.
   “Nota. Esta batalla de Jinzo fue tan decantada por los franceses que en una gaceta impresa en París, la detallaron contra el ejército inglés, diciendo que éstos perdieron 11.000 hombres, y que los demás se extraviaron vergonzosamente a las provincias de Portugal más allá del Tajo”.
“[…] Bien que tuvieran auxilio de tropas [os veciños de Xinzo], harían en los franceses una horrible carnicería […] aunque los enemigos pasaban de 5.000 cuando entraron en Ginzo, al punto se extendieron a Laroá y pueblos inmediatos a la Boullosa, en donde se hallaba la nueva Junta”.
A batalla da ponte de Xinzo e as escaramuzas entre paisanos e franceses duraron case que todo o día, o que dá fe da intensidade dos combates. Os franceses entraron finalmente en Xinzo alá sobre as catro da tarde do día 23 de febreiro de 1809.
Como testemuño escrito dos feitos, temos a “advertencia” que consta no libro de defuntos da parroquia de Santa Mariña de Xinzo, que se inicia o día 6 de abril do ano 1809 (os libros anteriores foron queimados polos franceses). Existe unha anotación feita polo tenente cura Xosé Martínez que di:
“Advertencia a mis sucesores. Habiendo entrado los franceses en esta villa en el mes de Febrero del año de mil ochocientos nueve, después de haber sufrido un ataque de parte de los paisanos de esta villa e inmediaciones, y en el que fueron sacrificados más de 400 de ellos, resentidos de que unos hombres indefensos se hubiesen atrevido a medir sus fuerzas con las suyas, mataron al capellán que estaba en la vacante llamado D. Martín Blanco, robaron todas las alhajas de plata de esta Iglesia Matriz, ornatos y todo el servicio sin perdonar los altares, confesionarios, cajones, arcas, bancos, escaño, y las puertas de la sacristía y transversal de la Iglesia, tribuna, reduciéndolo todo a cenizas, como igualmente los libros corrientes de bautizados, casados y difuntos, y algunos otros papeles interesantes que obraban en poder del capellán, de modo que después de su salida no quedaron otros libros que los no corrientes, que había recogido el Abad de Parada de Riveira, después de la muerte de mi antecesor Don Francisco de Castro, por lo que faltan las partidas de difuntos desde el catorce de julio de mil setecientos cuarenta y seis hasta el mes de abril de mil ochocientos nueve en que da principio este libro”.
(Do meu libro: Historia de Xinzo de Limia). Nota: En febreiro do ano 2009 a vila de Xinzo dedicoulle un sinxelo monumento ás vítimas da batalla de Xinzo que figura nas fotos que se publican.

Fonte: historiadexinzo.wordpress.com

VER NOTICIA COMPLETA